Si ha llegado el momento de empezar tu carrera profesional es importante que conozcas los tipos de contratos laborales que existen y ver cuál encaja mejor a tus necesidades y perfil profesional.
Existen muchos tipos de contratos según temporalidad, duración, así como su propósito. No te apures, en el siguiente artículo te contamos qué son los contratos laborales y te mostramos las diferentes modalidades que existen con sus particularidades.
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Contratos laborales: definición y características generales
¿Qué se entiende por contrato laboral? Seguramente te lo habrás preguntado muchas veces y más si aún no has tenido tu primer trabajo. Los contratos laborales son acuerdos que se establecen entre las empresas y los trabajadores. Es un intercambio de la prestación de un servicio por parte del trabajador a cambio de un salario emitido por el empresario como retribución al trabajo realizado.
Generalmente, todos los tipos de contrato estipulan el periodo de duración, las condiciones salariales, así como el tipo de jornadas laborales y otras cláusulas como pueden ser la opción de inventivos, la modalidad de pagas, u otros aspectos como son aquellos contratos subvencionados por los gobiernos para potenciar la inserción laboral de colectivos vulnerables.
Contratos a jornada parcial versus contratos de jornada completa
Aunque existen muchas tipologías de contrato, podemos distinguir dos grandes grupos en función del número de horas trabajadas: jornada parcial o jornada completa.
En el caso de la jornada parcial, la relación laboral establece contratos de 15,20,30 horas, siempre duraciones que no alcancen los 40 horas, ya que entonces se trataría de una jornada completa.
Pese a esta limitación, la jornada parcial permite la posibilidad de realizar horas adicionales siempre y cuando no superen el 30 % de la jornada establecida contractualmente. Una de las principales desventajas de la jornada parcial es que la cotización a las diferentes prestaciones de la Seguridad Social es menor a la que podría realizar un trabajador a jornada completa.
Por otro lado, la jornada completa comprende contratos de 40 horas semanales distribuidas de lunes a viernes. En este caso, las horas adicionales son conocidas como horas extras y se cobran diferente al precio por hora normal. Por ley, existe una limitación de 80 horas extras al año.
Dentro de la jornada completa encontramos la jornada partida, en la que lo más común son turnos de 4 y 4 horas o 5 horas por la mañana y 3 por la tarde; y el turno continuo en el que el horario consiste en trabajar de manera seguida sin pausas. Normalmente está asociado al sector público y suele realizarse en turnos de mañana, aunque también puede darse en el turno de tarde.
Los 4 principales tipos de contratos laborales
Además de esas dos divisiones según el volumen de horas de trabajo, encontramos otros tipos de contrato según su finalidad:
1. Contrato de trabajo temporal
En el caso de los contratos de trabajo temporal la duración del contrato es limitada. La prestación de los servicios surgen como una necesidad en épocas del año concretas y que afectan a algunos sectores como son la hostelería y el turismo. Dentro de este modelo de contrato existen tres tipos:
- Contratos por obra o servicios. Tienen como finalidad la realización de una actividad concreta con una duración incierta que no puede superar los 3 años.
- Contratos eventuales. Se producen cuando existen altos picos de trabajo en una empresa y se requiere personal de soporte. En estos casos la duración máxima es de seis meses.
- Contrato de interinidad o relevo. En este caso, la duración del contrato es igual que el periodo de ausencia del trabajador, ya que es un contrato de sustitución de un puesto de trabajo.
2. Contrato de trabajo indefinido
De todos los tipos de contrato este modelo es el que proporciona mayor estabilidad al trabajador, ya que se caracteriza por no tener límite de duración. El contrato indefinido es aplicable tanto a jornadas a tiempo parcial como a tiempo completo.
Aún así, siempre puede producirse el cese del contrato tanto por parte de la empresa como por parte del trabajador de forma voluntaria.
3. Contrato para la formación y el aprendizaje
Los contratos para la formación y el aprendizaje nacen con el fin de favorecer la inserción laboral entre las personas más jóvenes o en situaciones de exclusión social. Destinados a personas que tengan entre 16 y 30 años, los contratos de formación y aprendizaje deben tener una duración mínima de un año y un salario que no pueda ser inferior al salario mínimo interprofesional.
Como sucede con otro tipo de contratos que fomentan la inserción laboral de la sociedad, las empresas pueden recibir bonificaciones del Estado.
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4. Contrato para prácticas
El contrato para prácticas es la oportunidad perfecta para aquellos jóvenes que estén realizando estudios o recién los hayan finalizado, ya que con su nivel de estudios podrán poner en práctica todo lo aprendido en el mundo laboral.
Esta modalidad de contrato tiene un periodo de prueba y también requiere el cumplimiento de una serie de requisitos para que pueda tramitarse: que el trabajador posea un título universitario, de formación profesional o un título reconocido oficialmente para que le habilite para el puesto de trabajo en cuestión.
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