Liderazgo femenino, el reto para las organizaciones

Las mujeres cobran de media un 23% menos, según datos del INE. Solo el 27,7 % de los miembros de los consejos de administración de las empresas del IBEX 35 son mujeres y el 8 % son presidentas. En la lista Forbes solo el 6% son mujeres directivas

Estos son algunos de los datos actuales sobre liderazgo y mujeres. ¿Por qué existen estas diferencias? ¿Qué se necesita para romper con esta desigualdad? En el siguiente artículo abordaremos el liderazgo femenino como reto para las organizaciones. 

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Liderazgo-femenino

Liderazgo ¿femenino?

Existen muchas teorías que hablan sobre liderazgo femenino, liderazgo feminista o, simplemente, liderazgo directivo. Ahora bien, debemos ser conscientes de que el liderazgo es una competencia directiva más que llevan a cabo tanto hombres como mujeres.

Aun así, encontramos que la casuística de las mujeres puede ser distinta a la de los hombres. Existen violencias de baja intensidad contra el colectivo femenino y esto también incumbe a mujeres directivas o profesionales. Esto evidencia que no es tanto la competencia en sí, sino el trasfondo y su contexto, ‘la estructura’.

Aunque muchos autores hablan sobre liderazgo femenino, en realidad, es un concepto que no depende de su sexo. Ejemplo de ello lo encontramos en el deporte. Existen diferenciaciones entre liga de fútbol o liga de fútbol femenina. En la actualidad, solo se añade el adjetivo ‘femenino’ para aludir a la liga de fútbol disputada entre mujeres.

Ahora bien, si la intención es mencionar el sexo ¿por qué no sucede lo mismo para aludir a la liga de fútbol masculina? Actualmente, va inherente este sexo cuando se dice ‘liga de fútbol’.

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Paradigmas-culturales-contradictorios-sufrimiento-por-desorientación

Paradigmas culturales contradictorios: sufrimiento por desorientación

Para poder entender la problemática y retos que afrontan las mujeres en la actualidad debemos entender el paradigma cultural en el que nos encontramos.

Cada era se compone de unos valores, costumbres y hábitos culturales concretos. En la actualidad, nos encontramos en un momento de tránsito en el que conviven varios paradigmas, contradictorios entre sí. Pese a que afecta a ambos sexos, son las mujeres quienes lo sufren más.

Por un lado, encontramos el paradigma que podemos llamar antiguo, basado en la jerarquía, el orden y el status. En este contexto, tanto hombres como mujeres ocupaban un rol muy determinado.

En la actualidad, este paradigma convive con otro el moderno, caracterizado por el cambio, la libertad y la autonomía. A diferencia del antiguo, en este caso el rol de la mujer ha dado un giro de 180 grados, mientras que los hombres no han cambiado mucho su rol.

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Es aquí donde surge el gran reto para las mujeres. Dentro de esta mezcla de conflictos entre paradigmas, las mujeres se encuentran ante un valor y su contrario. Esto puede evidenciarse, por ejemplo, con el concepto de ‘amor romántico’.

En el paradigma antiguo, durante el cortejo la mujer ocupaba un papel más pasivo o dependiente del hombre. En cambio, en la actualidad el amor moderno ha ampliado su significado basándose en unas costumbres más inclusivas, espontáneas y liberales.

Estos dos modos de concebir el amor están en contradicción para las mujeres, ya que confluyen. Aquí es donde entra en escena el concepto de culpabilidad.

El-papel-de-la-culpabilidad

El papel de la culpabilidad

La constante batalla entre paradigmas acaba haciendo que las mujeres se sientan culpables y se bloqueen. A esto se le conoce como sufrimiento por desorientación o, técnicamente, ‘desorientación ontológica’.

Otro de los aspectos sociales que evidencia estos conflictos lo encontramos en cómo se concibe y qué representa la maternidad. En la actualidad, se ha roto con el tabú sobre que una mujer no quiera ser madre, o eso es lo que parece. La realidad es que muchas mujeres sufren la presión social para tener hijos, ya que no entienden por qué han decidido negarse a ello. Dentro del imaginario colectivo es común encontrar que “si eres una mujer y no tienes hijo eres una mujer a ‘medias’”.

Esta situación genera a muchas mujeres un sufrimiento de baja intensidad que resulta difícil de visibilizar y explicar.

Micromachismos-y-neomachismos-cuando-la-desigualdad-de-género-sigue-presente

Micromachismos y neomachismos, cuando la desigualdad de género sigue presente

Aunque con el paradigma cultural moderno se crea que nuestra sociedad convive en un contexto libre e igualitario para todos, analizando detalles observamos que la realidad es distinta.

En la superestructura, en lo superficial encontramos el paradigma cultural moderno que apuesta por la inclusión, la diversidad y la libertad. Ahora bien, si ahondamos, en la estructura encontramos presente el paradigma antiguo en el que se encuentra instalado aún en el machismo.

A diferencia de años atrás, este machismo ya no es tan explícito. Analizando actitudes y situaciones podemos encontrar micromachismos y neomachismos que evidencian la perpetuación de esa desigualdad entre géneros por parte de algunas personas.

Pese a que cada vez existe más concienciación sobre este aspecto, es un trabajo cultural que debe realizarse desde la base, y que afecta tanto a hombres como a mujeres. Ambos sexos llevan este paradigma interiorizado y solo visibilizándolo es como se puede abordar.

 

Desigualdad-laboral-una-mochila-más-para-las-mujeres-directivas

Desigualdad laboral, una mochila más para las mujeres directivas

En el mundo empresarial, también se reflejan este tipo de situaciones. Ser mujer y directiva no es nada fácil en la actualidad. Para poder revertir esta situación, las directivas deben trabajar primero en ellas para romper con ese paradigma interiorizado. El siguiente paso será trabajarlo con el resto de la organización. Así pues, tanto las empresas, como los hombres y las mujeres deben tomar consciencia sobre estas cuestiones aún presentes y que deben erradicarse. 

Es-diferente-un-directivo-hombre-que-una-directiva-mujer

¿Es diferente un directivo hombre que una directiva mujer? 

Diferenciar entre directivos y directivas en función de su sexo, y no de sus aptitudes y actitudes es un gran error. Ser un buen/a directivo/a dependerá de las personalidades y esencias de cada uno/a, es decir, de su autenticidad

Ser directivo es un oficio, y toda aquella persona que quiera dedicarse a ello debe dominar esas competencias.

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Independientemente de su sexo, cada persona tiene un nivel en cada una de ellas, y solo mediante el entrenamiento se pueden mejorar. Hay que ser conscientes de la importancia que tienen estas competencias directivas, ya que representan el 96% del rendimiento de un directivo. 

A pesar de ello, es cierto que por norma general las mujeres suelen tener un mayor grado de empatía. Desde niñas se les entrenan para ello. En el caso de los hombres, la capacidad que se les inculca es la orientación al logro. 

→ Más sobre La importancia de la empatía si eres directivo de una empresa

Existen autoras que hablan sobre liderazgo femenino y que centran sus estudios en esta serie de peculiaridades. La realidad demuestra que no es cuestión de estadísticas y generalizaciones, sino de capacidades que se han ido adquiriendo y trabajando. 

A nivel social, potenciar el desarrollo de las habilidades directivas emocionales es algo desconocido e innovador. Históricamente, se le ha dado importancia a la competencia técnica, y no a la emocional

Si quieres saber más sobre cómo mejorar tus competencias directivas para convertirte en el referente al que aspiras llegar a ser, no te puedes perder el Executive Education en Management & Leadership de Euncet Business School.

Posgrado en Liderazgo y Habilidades Directivas

→ Más sobre: ¿Qué puede aportar un programa de habilidades directivas a tu carrera?

Encontrarás estas reflexiones y más de la Dr. ª Mónica Utrera, directora del posgrado en Liderazgo y Habilidades Directivas, en la Charla On: “Liderazgo femenino, el reto para las organizaciones”.

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