Cada año se destinan en el conjunto de Europa 20.000 millones de euros a paliar los efectos del estrés, lo que es el equivalente al desorbitado gasto de 100 euros por segundo durante más de seis años. España, además, es el país de Europa con el récord de consumo de medicamentos para dormir por la noche. Por estos motivos, el Dr. Mario Alonso Puig describe la situación actual como “una epidemia de estrés crónico de la población” y afirma que “vivimos en un mundo enfermo”.
¿Estamos disfrutando de la vida o solamente la estamos viendo pasar? ¿Cómo podemos conseguir nuestros objetivos personales y profesionales cuidando, a la vez, nuestra salud mental? Estas son algunas de las preguntas que ha esclarecido el coach y fellow en cirugía por la Harvard University Medical School en un taller para Euncet Business School llamado “Claves para la gestión adecuada del estrés en un mundo en perpetuo cambio”.
Tiempos de recuperación
El cirujano hace hincapié en que el estrés, además de tener una dimensión temporal y otra de intensidad, puede tener una forma positiva (el llamado eustrés) y otra negativa (el distrés). Cuando esta última se produce y no existen pausas de recuperación se genera lo que llamamos carga alostática y, en consecuencia, se llega al conocido estado de “Burnout” o Síndrome de desgaste profesional. A ojos de Alonso, uno de los principales problemas en la actualidad es que “ni las vacaciones sirven para recuperarnos”. Es por ello por lo que recomienda encontrar momentos de recuperación a lo largo de la jornada, siendo ideal un descanso tras 90 minutos de actividad mental intensa.
Pero, ¿cómo encontrar el equilibrio entre el colapso y la relajación en el ámbito empresarial? Al fin y al cabo, un nivel de estrés controlado puede llegar a ser beneficioso a la hora de sacar proyectos adelante. La respuesta de Alonso es clara: “si un equipo está motivado, cree en un proyecto ilusionante y se siente valorado, dará lo mejor de sí mismo”. Aquellas personas encargadas de dirigir equipos deben crear espacios de posibilidad y desafiar los paradigmas vigentes para sacar la mejor versión de cada trabajador.
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Una lucha en nuestra mente
El estrés laboral y personal tiene su origen en nuestro modo de gestionar los conflictos del día a día. A este respecto, existe una disputa entre el hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho de nuestro cerebro. “La mente humana está culturalmente dominada por el hemisferio izquierdo, que se encarga de tareas lógicas y analíticas como las matemáticas”, afirma el médico, según el cual este fenómeno se empezaría a producir en el paso de la infancia o adolescencia a la adultez.
En contraposición, el experto defiende que, en un mundo tan cambiante, es precisamente el hemisferio derecho (más vinculado a la creatividad) el que nos permitirá ver más opciones en momentos críticos. Cambiar nuestra mirada enjuiciadora por una mirada contemplativa nos hará reconocer que hay cosas que todavía no somos capaces de ver. Para ello, es recomendable la práctica del mindfulness, una actividad consistente en tomar conciencia del momento presente sin juzgar la situación ni nuestros sentimientos hacia ella.
Inteligencia colaborativa
En definitiva, en muchas ocasiones vemos el efecto, pero no nos reconocemos como causa y no entendemos que podemos estar haciendo algo mal. Por ese motivo, una de las claves para vencer al estrés es confiar en el poder de la inteligencia colaborativa. Esto pasa por entender que nuestro paradigma puede estar equivocado y que los demás pueden tener algo que aportar a la conversación. Dentro del ámbito del marketing, Alonso Puig ejemplifica esta situación con la de la ciudad de Barcelona, que durante años “daba la espalda al mar” y no supo ver que su atractivo era publicitarse como una gran capital mediterránea hasta que llegaron los Juegos Olímpicos de 1992.
El cambio de percepción llegará tras un proceso en el que están implicadas la inspiración, la estrategia (siendo siempre preferible una sencilla y aplicable a otra compleja y poco realista), el entrenamiento y la acción. En palabras del médico, “la única manera de crear algo nuevo y transformador es que generemos las condiciones adecuadas para que suceda”.
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El poder de las cosas sencillas
Paralelamente, también existen una serie de hábitos cotidianos que pueden suponer un cambio radical en nuestra vida, como es el caso de la mejora de nuestro sueño (no cenando muy tarde, evitando las pantallas de luz azul más tarde de las 22h y acostándonos sin preocupaciones) o una buena alimentación. Otro ejemplo es el contacto regular con la naturaleza. “Te das un paseo por el campo, el bosque o la playa y algo sucede, siempre”, explica el doctor.
No obstante, lo que más recalca el experto es la importancia de “estar en el aquí y el ahora” y escuchar a los demás. “A nuestra mente le encanta lo complejo cuando lo que en realidad funciona es lo simple”, sentencia Alonso en referencia al poder que tienen pequeñas expresiones como “lo siento”, “por favor” o “gracias”, conceptos que, desde su punto de vista, “arreglan el corazón”.
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